La gente cree que las ideas más dañinas vienen de la ignorancia y la estupidez, pero esto es falso.
De hecho, ni el IQ ni la educación protegen a la gente de ser más sesgada y radical, a veces hacen justo lo contrario. Esto se debe a que las personas pueden usar su inteligencia para hacer gimnasia mental, debatir y racionalizar mejor algo que les gusta.
Si a una persona inteligente le gusta la Coca Cola, gana dinero vendiendo Coca Cola o es admirada por amantes de la Coca Cola cuando la defiende, encontrará más argumentos a favor de la Coca Cola que una persona tonta. La inteligencia es simplemente la efectividad con la que se persigue una meta. Si la meta es tomar, vender o defender a la Coca Cola, la persona inteligente encontrará como hacerlo, no importa que tan absurdo sea en el fondo.
Ser inteligente no te garantiza ser sabio (tomar buenas decisiones y vivir bien), solo te garantiza ser eficiente persiguiendo cualquier meta que te pongas, aunque la meta sea mala para ti a la larga.
La gente inteligente no es solo mejor convenciendo a otros. También son excelentes convenciéndose a sí mismos de lo que desean creer.
Durante décadas algunas facultades universitarias han entrenado a sus estudiantes en el arte de debatir en vez del de perseguir la verdad. Estos estudiantes salen de las universidades y empiezan a ocupar cargos altos en gobiernos y corporaciones. Estas personas son atraídas de forma natural a áreas donde debatir es más importante que la realidad.
Debido a que son buenos engañándose a sí mismo, siempre se convencerán de que lo que les conviene a ellos como personas, es lo mejor para todos y la verdad. El que trabaja en el Gobierno, llegará inevitablemente a la conclusión de que lo mejor para los ciudadanos es darle más poder al gobierno (es decir a él). El que trabaja en Kellogs que los cereales son lo mejor para la salud y que la producción de comida más descentralizada como la carne es pésima en todo sentido. El que trabaja para un periódico de que la libertad de expresión es un peligro y que la censura de los demás es la mejor forma de que la gente esté bien informada.
No importa lo que hagan, no importa lo absurdo que parezcan sus afirmaciones, siempre racionalizarán un mundo mágico, donde todo lo que es bueno es lo que les conviene (a veces solo en el corto plazo) y todo lo que es malo es lo que les causa el más mínimo inconveniente. Medicina, guerra, nutrición, gobierno, medios, todos están infectados por este tipo de personas que viven en un mundo teórico que no se ajusta a la realidad.
Mientras más contra intuitivos sus argumentos, más listos se sienten estos “intelectuales”.
Uno de mis ejemplos favoritos de esto son los “fat studies” (estudios de gordura), una rama académica creada por obesos que llegaron a la conclusión de que estaban siendo juzgados injustamente. Ignoraron décadas de estudios médicos y evidencia para decir que se podías estar sano en todos los pesos e hicieron toda una carrera a base de debatir a favor de normalizar la gordura.
¿Por qué harían esto? Porque cosas como perseguir la verdad, comer mejor y hacer ejercicio son difíciles. En cambio, prefieren tomar el camino fácil, el de convencerse de que no tienen que cambiar y el de ganar dinero y simpatía de otros obesos en el proceso. Además, serían vistos cómo moralmente buenos por hacer sentir bien a un grupo “heroico” (en nuestros tiempos gays y modernos todo lo que sea débil y enfermizo es visto como heroico). No les interesa en absoluto el sufrimiento y daño que le causan a los obesos que creen sus tonterías a la larga.
Hay muchos ejemplos así, casi todos los movimientos progresistas modernos se originan en intelectuales que no quieren enfrentar la realidad, hacer algo difícil o que desean usar a otros para ganar estatus y dinero inmerecido.
Todos estos movimientos son inteligentes, pero no racionales, porque su objetivo no es buscar la verdad. Es buscar lo que sea bueno para los creadores del movimiento, aunque sea solo en el corto plazo.
En algunos casos, los intelectuales que promueven estos movimientos, no lo hacen para justificar algo en sus propias vidas. Tal vez una persona en forma puede empezar a defender el movimiento de salud en todos los pesos. Esto lo hace porque sabe que la mayoría es débil y aplaudirá al que les diga lo que quieren oír, no importa que tan falso sea.
Lo que quiero decir con este post, es que todo lo que está mal en el mundo, no se debe solo a falta de inteligencia o ignorancia. Se debe a la debilidad. Se debe a la gente que prefiere mentirse a sí misma para sentirse mejor en el corto plazo.
Los “intelectuales” que crean estas estupideces no podrían esparcirlas sin una masa débil que esté dispuesta a comprarlas.
No es que la gente no tenga la capacidad intelectual para entender la verdad, es que la verdad no les gusta. No es que sean tontos, es que son débiles (también hay unos cuantos tontos).
Sin fortaleza emocional, sin honestidad, sin la capacidad de enfocarte en el largo plazo, eres débil.
La debilidad es el mal. Acostúmbrate a enfrentar siempre la verdad, no importa cuando duela hoy, vivirás mejor mañana y el mundo será mejor también.