En contra de la pseudoeducación formal
Prioridades incorrectas, mentiras y brutales pérdidas de tiempo.
En la escuela se enseñan algunas conocimientos fundamentales y especializados. Los fundamentales son solo tres: leer, escribir y aritmética. Los especializados son múltiples como biología, historia, geografía, química, etc. Gran parte del conocimiento especializado adquirido en el colegio es olvidado o nunca es utilizado, en cambio los fundamentales los usamos durante toda nuestra vida.
Lamentablemente se dedica poco tiempo en los fundamentos comparado con lo especializado. Es cierto que todos los niños saben leer, pueden escribir y responder problemas matemáticos al terminar la escuela, pero son muy pocos los que pueden utilizar estas poderosas herramientas en la vida real. ¿Cuántos personas en verdad leen para aprender de forma autodidacta? ¿Cuántos pueden escribir un ensayo o un mail persuasivo? ¿Cuántos pueden resolver problemas en su trabajo construyendo unas ecuaciones básicas? Generosamente diría que máximo el 10% de los que terminaron secundaria. Esto es un gran fracaso.
El objetivo de las escuelas es prepararnos para la vida. Vamos a ellas a aprender todo lo que necesitamos para servirnos a nosotros mismos y para servir a otros. La realidad es que el sistema escolar tiene otras funciones además de esta. Una de estas funciones es simplemente poner a los niños en un lugar seguro para que sus padres puedan trabajar tranquilos. En las sociedades industriales modernas es esperado que ambos padres estén trabajando durante los periodos de formación de sus hijos. Otra función es la “socializar” y acostumbrarse a llevarse bien con otros, la segmentación absoluta por edades termina fallando en este aspecto también. Y finalmente la función más polémica de todas es la de enseñar a los niños a obedecer, de esta forma serán trabajadores deseables en el futuro.
Que los niños aprendan a obedecer en la escuela no tiene nada de malo. El problema es cuando esta función se vuelve una prioridad. Hay momentos en los que obedecer y momentos en los que no, muchos de los periodos más oscuros de la historia se dieron por personas que seguían ordenes sin cuestionarlas. Al salir de la escuela muchos buscan una nueva figura de autoridad a la que seguir ciegamente, puede ser tu jefe, un político o un canal de televisión. Se les enseño toda vida que ser bueno era igual que ser obediente, por lo que no solo seguirán ciegamente a la autoridad, odiarán al que no lo haga. Incluso los que salen a marchar y quemar cosas creyéndose rebeldes suelen gritar slogans y propaganda política creada por una figura de autoridad. Muchos “antisistema” no son más que esclavos obedientes siguiendo órdenes de una parte del sistema.
Si las escuelas de verdad quieren preparar a los niños para la vida, deben exigir solo los niveles mínimos de obediencia necesarios para maximizar la enseñanza, no al revés. Los problemas más comunes en la vida de los humanos modernos son la obesidad, deudas, relaciones tóxicas y problemas mentales. Sin embargo, en nuestras escuelas se enseña un mínimo de educación física y prácticamente nada del resto. Nutrición, hábitos de ejercicio, finanzas personales, negociación, como mantener relaciones sanas y meditación son cosas que beneficiarían prácticamente al 100% de la población. Nada de esto es realmente importante en las escuelas, lo tienes que aprender por tu cuenta.
Debemos entender que la educación y la educación formal no son lo mismo. Puedes tener la educación formal más cara y prestigiosa, pero ser un fracaso en todos los ámbitos de tu vida. Muchas personas con este tipo de educación tienen relaciones tóxicas, cuerpos descuidados que les ocasionan problemas de salud y deudas que los mantienen trabajando como esclavos haciendo cosas que odian. Esto no es lo peor pues históricamente vemos una y otra vez como estos “intelectuales” no solo arruinan sus vidas y las de las personas que los rodean, sino que además crean y esparcen las ideas más dañinas y absurdas.
Una característica común de los fanáticos de la educación formal es que jamás buscan aprender por su cuenta. Nunca leen un libro al menos que sea parte oficial de un curso. No creen en aprender de sus errores o experiencias pues si algo no está verificado por una fuente de autoridad no puede ser verdad. No aceptan que hay cosas que simplemente no se saben, por lo que son incapaces de tomar decisiones con incertidumbre. Prefieren mil veces seguir una teoría o modelo que ha demostrado una y otra vez no tener relación con el mundo real, que utilizar algo que funciona, pero no tiene una explicación teórica detrás. Aunque el fracaso esté garantizado si lo hicieron siguiendo a una autoridad su frágil ego seguirá intacto pues “no se podía saber”, no toman riesgos ni asumen responsabilidad por sus acciones.
La verdadera educación consiste en aprender lo que se pueda sobre el mundo para poder actuar en el sin que este nos sorprenda. Para educarte necesitas buscar conocimiento que tenga fines prácticos, conocimiento que al ser aplicado tenga consecuencias sobre tu vida. No conocimientos que son intercambiables por títulos, prestigio o utilizados como excusas para no tomar decisiones propias. Tu educación formal puede aportarte algunos conocimientos verdaderos, pero no debes detenerte ahí, busca maestros, libros, videos, experiencia, etc. Lo único que importa al final es que una vez adquiridos puedas tomar decisiones cuyos resultados al menos no te sorprendan.
«puede ser tu jefe, un político o un canal de televisión» 💔
La inspiración de ir más allá.
La educación es uno de los caminos más importante para mejorar una sociedad, pero para que funcione de manera eficiente es necesario que todos nos eduquemos. Lamentablemente, como lo dices, las escuelas y universidades se enfocan en enseñarnos a aprender o hacer obedientes, más no a pensar, y es aquí el problema, pues nos tragamos fácilmente cualquier información según porque lo dice una "fuente de noticias oficiales" o "unas estadísticas oficiales". No nos tomamos el trabajo de pensar y de crear ideas a partir de una información, de cuestionar la información que recibimos, incluyendo "lo que ya sabemos".